La cultura del ahorro se está instalando cada vez con más fuerza en ciertos tramos de edad en los que, hasta hace poco, parecía muy difícil que lo hiciera. Esto tiene que ver con la percepción del futuro cada vez más complicada, en la que el ahorro se percibe como una necesidad más que como una elección
Sin embargo, para muchas personas jóvenes que acceden al mercado laboral o que llevan poco tiempo en él, plantearse ahorrar, además de difícil por los bajos salarios, puede parecer poco atractivo, o incluso poco útil habida cuenta de la distancia con la futura jubilación o retiro profesional. Esto puede ser un error a largo plazo.
¿Cuándo hay que comenzar a ahorrar?
Realmente la respuesta es que cuanto antes. Es necesario comenzar la práctica del ahorro incluso desde antes de tener ingresos regulares, por ejemplo, en la infancia a través de la administración de las asignaciones que te dan los padres.
El motivo por el que es necesario comenzar ahorrar pronto es sencillo: inculcar el hábito del ahorro. Este es un hábito complejo, que inicialmente no tiene una gratificación expresa para los jóvenes, pero que, sin embargo, a la vez resulta básico para lograr los objetivos básicos de poder consolidar a futuro una cartera de ahorro lo suficientemente sólida como para poder garantizar ingresos complementarios en el momento del retiro.
Y, si bien es cierto, que para un joven la retirada profesional parece muy lejana, no es menos cierto que cuanto más tarde comiences ahorrar, más difícil te va a resultar, más dinero vas a tener que aportar al ahorro y, probablemente, tengas peor resultado.
Una cuestión de lógica
Es una cuestión de lógica: a largo plazo el ahorro con inversión se beneficia de la figura del interés compuesto que hace que año tras año vayamos invirtiendo no sólo la cantidad destinada ahorrar, sino también el rendimiento de años anteriores. Esto genera el denominado efecto bola de nieve en la inversión.
Siendo esto importante, no es menos importante que a largo plazo el ahorro va a poder minimizar su impacto. Incluso sin contar con el gran efecto que supone a lo largo de los años el interés compuesto, es comprensible entender que no es lo mismo ahorrar e invertir 50 $ al mes a lo largo de 40 años que tener que obtener esa misma cantidad en 10 o 15 años, tendrás que multiplicar al menos por tres o por cuatro el importe de tu ahorro, y eso sin tener en cuenta que, gracias al interés compuesto, probablemente en un periodo de tiempo así habrás duplicado, triplicado o incluso cuadruplicado el ahorro.
En definitiva, si eres joven y te estás preguntando cuáles el momento adecuado para la práctica del ahorro a largo plazo, la respuesta es contundente: cuanto antes.